?Para qu? sirve el bostezo?
Cient?ficos se re?nen por primera vez para explicar por qu? el bostezo es tan contagioso. Aunque es una acci?n que realizan todos los vertebrados, se sabe poco sobre su funci?n. Para algunos, es una forma de comunicaci?n no verbal.
Muy probablemente, en alg?n momento de la lectura de esta nota que contiene varias veces la palabra ?bostezo? y sus derivados, usted bostece. No s?lo porque el art?culo puede aburrirlo, sino adem?s, porque el mecanismo mediante el cual se tiene esa especie de reflejo incontrolado incluye a una rara empat?a: cuando se ve a alguien bostezar, se lee esa palabra o incluso ?como demostraron diversos estudios con personas no videntes? si se oye a una persona emitir el sonido que lo acompa?a, el movimiento se dispara, como si fuera contagioso. Pero no es un contagio propiamente dicho, dado que no interviene ning?n agente externo: se trata de un comportamiento que se repite por imitaci?n.
Entre muchas cosas curiosas del bostezo que la ciencia no termina de explicar est? el hecho de que todos los vertebrados tienen esa conducta: peces, hipop?tamos, leones marino, gatos y perros. Estos ?ltimos, adem?s, se contagian del bostezo de sus due?os. Seg?n un estudio publicado en Biological Letters, 21 de 29 perros que participaron del experimento bostezaron luego de que un humano lo hiciera.
Pero tambi?n est? el hecho de que incluso los beb?s bostezan dentro del ?tero materno.
Para tratar de desentra?ar un misterio tan grande y a la vez tan cotidiano, los mejores expertos del ?rea, que re?ne a un verdadero seleccionado interdisciplinario (desde psic?logos hasta neur?logos pasando por bi?logos moleculares) disertar?n en la Primera Conferencia Internacional sobre Bostezos, que se llevar? a cabo en Par?s, el jueves y viernes que viene.
Seg?n las ?ltimas investigaciones, no se bosteza para oxigenar el cerebro. Aunque esa hip?tesis, antes aceptada, no era para nada descabellada: bostezar ante el sue?o reprimido y la necesidad de estar despiertos incluso ante algo que aburre soberanamente, como algunas clases, momentos laborales o charlas intrascendentes. La relaci?n con el sue?o parece clara y de sentido com?n, pero la ciencia a?n no dio con la clave del asunto; es decir, no es que se bosteza justo antes de dormir como un perro da vueltas alrededor de su lecho.
Uno de los expositores de la conferencia de Par?s, el norteamericano Steven Platek, profesor de psicolog?a, contar? all? que el ?contagio? afecta a m?s del 60% de los seres humanos sanos. Algo que a los otros primates afecta en menor medida. Por eso defender? que esa transmisi?n es una expresi?n de empat?a social: la susceptibilidad al bostezo contagioso tiene que ver con la velocidad de reconocimiento del rostro propio y de los dem?s.
Por eso, y por la participaci?n tambi?n documentada de las mismas ?reas del cerebro involucradas en la cognici?n social, es que los autistas no se contagian del bostezo del otro. Ser?a una forma de coordinar socialmente la hora de dormir. Cr?ase o no.
Ultimo. Martin Sch?rmann, profesor de neurociencias cognitivas de la Universidad de Nottingham y experto en el sistema de neuronas espejo (que intervienen en la vida social), se?al? a PERFIL que ?la interpretaci?n del contagio del bostezo como una funci?n de esas neuronas es plausible y atractiva, en particular por la ausencia del fen?meno en ni?os autistas, pero no se pudo terminar de comprobar en experimentos que se hicieron con im?genes de resonancia?. Y agreg? que esos resultados hacen dudar de la participaci?n de las neuronas espejo: ?Los bostezos no son expl?citamente imitados, pero disparan autom?ticamente un patr?n de movimiento similares y el gatillo puede ser muy diferente: desde observar uno, o?rlo, leerlo o incluso s?lo escuchar la palabra bostezo?, agreg?.
Entre las otras posibles funciones del bostezo se hipotetiz? sobre la necesidad de incrementar el alerta ante el sue?o, de evitar infecciones respiratorias y de prevenir colapsos alveolares. Quiz?s sean todas esas juntas. O ninguna. Lo ?nico cierto es que falta seguir investigando.
La frecuencia var?a seg?n la edad
Una investigaci?n que ser? presentada durante el congreso de bostezos en Par?s detalla con pelos y se?ales momentos, edades y formas de llevar a cabo la acci?n. Los cient?ficos del Laboratorio de Sue?o de la Universidad de Florencia (Italia) encabezados por Fiorenza Giganti y Piero Salzarulo, determinaron que la frecuencia del bostezo cambia durante el trascurso de la vida. En s?ntesis, llegaron a estos resultados: en ni?os nacidos antes de tiempo (prematuros), el n?mero de bostezos es bajo respecto de los adultos. A su vez, los bostezos son m?s comunes durante la escuela primaria que en la adultez. Las personas de m?s edad bostezan menos que los j?venes, especialmente, durante la ma?ana y la siesta. En adultos y viejos, los bostezos est?n asociados con la falta de sue?o, excepto en el despertar, cuando la alta tasa de bostezos no est? asociado con el dormir. Generalmente, todos bostezan m?s a la ma?ana temprano y tarde a la noche, pero los fetos no tienen estos cambios y bostezan m?s o menos aleatoriamente.
Bostezar, ese misterio
La mayor?a est? convencida de que implica aburrimiento o cansancio, pero no es necesariamente as?.
Los investigadores dieron su ?ltimo grito: este simple gesto, tan contagioso como inconsciente, ayuda a enfriar el cerebro.
Por Diego Golombek
Hagamos un ejercicio de lo m?s sencillo: imaginen a alguien bostezando. O lean varias veces el t?tulo de este art?culo. Lo mismo ocurre frente al sonido de un bostezo (aun para individuos ciegos), y tambi?n con monos, perros o todo bicho que bostece (que se pueda contagiar de nosotros, y viceversa). S?, es as? de sencillo y de misterioso: algo tan cotidiano como el bostezo encierra profundas preguntas cient?ficas, desde para qu? sirve y, sobre todo, por qu? es tan contagioso. Adelantemos la respuesta: no se sabe (que, convengamos, es la respuesta favorita de los cient?ficos), lo que no quiere decir que no sea un tema de activa experimentaci?n. Hasta hay una sociedad internacional de estudios del bostezo que tuvo su primer congreso internacional en 2010, en Par?s.
Comencemos por el principio: cu?ndo, c?mo y por qu?. Seguramente est?n pensando en que bostezar implica aburrimiento o cansancio, y no es necesariamente as? (basta pensar que solemos bostezar al despertarnos, cuando se supone que estamos fresquitos para empezar el d?a). Bostezamos mucho, todo el tiempo y, seg?n los experimentos, este gesto de unos 6 segundos de duraci?n (en promedio) puede repetirse de 1 a ?26 veces cada media hora! Si hacemos las cuentas, se estima que una persona bostezar? unas 240.000 veces a lo largo de su vida. Y con todo lo que tengo para hacer.
La idea cl?sica (que viene dando vueltas desde el siglo XVIII) era que el bostezo ayuda a llevar ox?geno al cerebro y as? mantenernos alerta. Pero la ciencia vino a romper con esto cuando se demostr? que en un laboratorio en el que se cambian los niveles de ox?geno o di?xido de carbono, la frecuencia bosteceril no cambia significativamente.
Algo es cierto: bostezar no es s?lo abrir la boca grandota para que entre aire. Ahora que seguramente les da ganas, prueben bostezar sin desperezarse ni abrir bien la boca . Los movimientos son tan parte del bostezo como el bostezo en s?, y puede que ayuden a dirigir el flujo sangu?neo hacia arriba. Tambi?n sabemos que el bostezo se controla a trav?s de las ?reas m?s primitivas del cerebro, y que es de lo m?s inconsciente. Incluso se ha notado que la falta de bostezo (como se observa en algunas enfermedades neurol?gicas) indica que algo anda mal.
Tal vez el bostezo prepare al cerebro para estar listo para lo que venga cuando no hay otros est?mulos simp?ticos dando vueltas (al fin y al cabo, los atletas muchas veces bostezan antes de una prueba, los violinistas antes de un concierto, los paracaidistas antes de saltar, y siguen las bocas abiertas). El ?ltimo grito de la ciencia es que el bostezo ayuda no s?lo a llevar sangre al cerebro, sino, sobre todo, a enfriarlo -se bosteza menos al respirar por la nariz, que lleva aire m?s fr?o al cuerpo, o al tener un paquete fr?o sobre la cabeza-. De ac? vendr? la famosa idea de tener la cabeza fr?a, lo que no ocurre en los encuentros sexuales que algunos investigadores tambi?n han relacionado con el bostezo, como lady Chatterley cuando se estiraba con el curioso bostezo del deseo. Tambi?n hay enfermedades del bostezo, como el caso presentado por Charcot, en 1888, de una mujer que llegaba a hacerlo 8 veces por minuto y como en esa ?poca la norma era ser?s lo que debas ser y si no ser?s hist?rica, all? le qued? el r?tulo a la pobre paciente (que seguramente ten?a un tumor hipofisario). Tambi?n hay bostezos inducidos por drogas, o el triste destino de la simple incapacidad de bostezar.
Lo cierto es que todos bostezan: los peces, los leones, los bebes en la panza de la mam?. Y muchos de estos bichos tambi?n se contagian el bostezo -lo cual es, seguramente, el mayor de los misterios de esta ciencia-. Alrededor del 50% de los humanos adultos son bostezadores contagiosos (y, para el caso, tambi?n lo es un tercio de los chimpanc?s adultos). Puede que la costumbre de taparse la boca venga de nuestros primos, que usan el bostezo como una se?al jer?rquica -y nada de mostrarle los dientes a pap? mono-. Algo de esto aprendi? el Principito de Saint-Exup?ry cuando el rey del asteroide 325 le prohibi? bostezar en su presencia para luego ordenarle hacerlo.
Por otro lado, el contagio se puede dar de maneras sorprendentes, como ver una foto de un bostezador al que se le haya borrado la boca; s?lo los ojitos y la expresi?n general del cuerpo ya nos dar?n esas ganitas tan especiales. Una posibilidad es que el contagio ayude a un grupo a estar sincronizado: imaginemos un grupo primitivo que se contagia del bostezo del centinela cuando ve llegar una manada de mamuts corriendo hacia su cueva; todos estar?n boquiabiertos y, seguramente, un poco m?s despiertos. En esto pueden estar involucradas las famosas neuronas espejo, que se activan al imitar un movimiento y hay quienes las acusan de ser responsables de la empat?a entre humanos. As? es la ciencia: nos lleva de paseo desde los or?genes del bostezo hasta la esencia misma de lo que nos hace humanos. A bostezar, que se acaba el mundo.
El autor es Doctor en Ciencias Biol?gicas, profesor de la UNQ e investigador del Conicet .
Un m?dico franc?s trata de develar el misterio del bostezo
Las causas exactas y la funci?n del bostezo siguen siendo un misterio.
PARIS (Reuters) – Lo hacemos cuando estamos cansados, cuando estamos aburridos o cuando tenemos hambre; hasta los paracaidistas tienden a hacerlo antes de saltar. Ahora, un nuevo estudio sugiri? un posible v?nculo entre el bostezo y la estimulaci?n sexual.
Sin embargo, las causas exactas y la funci?n del bostezo siguen siendo un misterio, y, hasta hace poco, hab?a sido escasamente documentado en el mundo cient?fico.
Un m?dico de familia franc?s, Olivier Walusinski, public? lo que algunos han proclamado como el primer libro de texto sobre la materia, «The Mystery of Yawning in Physiology and Disease«, una colecci?n de los ?ltimos hallazgos sobre este desconcertante e incontrolable comportamiento.
El libro ser? tratado el 24 y 25 de junio en la Primera Conferencia Internacional sobre el Bostezo en Par?s, que abordar?, entre otras cosas, su papel como mecanismo que enfr?a el cerebro y su sexualidad oculta.
«Hay varias teor?as, pero no hay una prueba formal hasta ahora de por qu? bostezamos», dijo Walusinski a Reuters.
Lo que se sabe es que el humano medio bostezar? unas 250.000 veces a lo largo de su vida y que los beb?s en el ?tero lo hacen ya en la semana 12 a 14 de gestaci?n, lo que sugiere que juega un importante papel neurofisiol?gico.
«Si un feto que pesa s?lo 60 gramos puede gastar la cantidad de energ?a necesaria para bostezar y estirarse, debe ser algo absolutamente vital para su desarrollo», dijo Walusinski.
Los p?jaros lo hacen, los peces tambi?n, de hecho, casi todos los vertebrados de sangre fr?a y caliente lo hacen, con excepci?n de las jirafas y las ballenas, que no han sido captadas a?n abriendo la boca involuntariamente.
En los humanos, el bostezo a?n se considera una forma de incrementar los niveles de ox?geno en la sangre y eliminar el exceso de di?xido de carbono, aunque esta teor?a fue descartada ya en la d?cada de 1980.
?AUMENTO DE LA VIGILIA?
En su lugar, el hecho de que bostecemos cuando tenemos sue?o o estamos aburridos ha llevado a recientes investigaciones a sugerir que se utiliza para aumentar la vigilia.
Se supone que bostezar cuando tenemos hambre respalda esta teor?a aunque, a diferencia de los leones y otros carn?voros, los humanos ya no necesitamos tener los instintos alerta para cazar una presa.
En cuanto a por qu? los paracaidistas lo hacen antes de saltar, tambi?n se cree que podr?a estar relacionado con un estado de alerta. Pero adem?s se especula con que puede ayudar a contrarrestar un aumento del estr?s.
Lo que es seguro es que es contagioso, dijo Walusinski, y esto se ha vinculado a la empat?a en los humanos.
Un investigador holand?s tambi?n sugiri? un v?nculo entre el bostezo y la sexualidad en los humanos, bas?ndose en pruebas circunstanciales, como representaciones de bostezos en la literatura y artes visuales.
En los animales, subray? Walusinski, la relaci?n es mucho m?s obvia.
«En los macacos, el macho dominante bosteza antes y despu?s de aparearse, y esto est? condicionado por la testosterona», dijo Walusinski.
La castraci?n, declar?, lleva a que el macho pierda su estatus dominante, con lo cual se acaba el bostezo.
Bostezos contagiosos
Si alguien est? cerca de usted y bosteza, ?usted tambi?n ‘abre’ la boca? Seguramente s?, porque m?s de la mitad de los adultos se ‘contagia’ tanto con los bostezos, como con la gripe. Sin embargo, y gracias a un nuevo estudio, se sabe que en los ni?os y ni?as este fen?meno no se produce hasta los cuatro a?os y es menos frecuente en los peque?os con autismo. Deborah Fein, de la Universidad de Connecticut (EEUU) y una de las autoras del ensayo explica a ELMUNDO.es que «hasta ahora no se conoc?a la edad de inicio de este fen?meno. Pens?bamos que podr?a surgir en el primer a?o de vida, y nos sorprendi? mucho que fuera tan tarde. Tal vez este proceso como otros (contagios de lloros o risas) podr?an ser buenos marcadores de la sensibilidad a las emociones de otros. Y la carencia de ellos podr?a ser un signo a a?adir a la lista creciente de ‘se?ales’ precoces del autismo».
El misterio del contagio del bostezo ha sido durante d?cadas, y sigue siendo, un tema de inter?s para la ciencia, que todav?a hoy sigue sin aclarar todos los interrogantes que le rodean. «Por contagio se entiende la tendencia a que un comportamiento particular se extienda a un grupo, como si fuera una reacci?n en cadena. Por ejemplo, los beb?s que est?n en los ‘nidos’ de los hospitales comienzan a llorar cuando escuchan a otros beb?s sollozar… De la misma forma, ver a otra persona bostezando, la lectura de la palabra bostezo o, incluso, escucharla puede provocar que entre el 40% y el 60% de los adultos ‘abran la boca’ cuando se exponen a estos est?mulos en condiciones experimentales», explican los autores.
Defienden en el ?ltimo ‘Child Development’ que «estas formas de comportamiento contagioso pueden reflejar la facilidad emocional del contagio, y su estudio ofrece una oportunidad para encontrar las ra?ces de los comportamientos sociales automatizados que potencialmente sientan las bases para el desarrollo de la empat?a».
Con el fin de determinar en qu? etapa del desarrollo social surge el contagio del bostezo, los investigadores analizaron a 120 ni?os de uno a seis a?os. El fen?meno tambi?n se estudi? en 28 menores de seis a 15 a?os con Trastornos del Espectro Autista.
Los participantes, de forma individual, se reunieron con uno de los autores del estudio en una sala tranquila. Una vez all?, este narraba cuentos durante aproximadamente 12 minutos. Durante los dos primeros, el investigador no bostezaba, sin embargo en los ?ltimos diez, s? abr?a la boca en cuatro ocasiones. Las sesiones fueron grabadas en v?deo. «Decidimos que los bostezos contagiosos fueran los que se produc?an en los 90 segundos posteriores al bostezo del adulto», aclaran los autores.
Pese a que los beb?s comienzan a bostezar de manera espont?nea desde que est?n en el ?tero, «en el estudio la mayor?a de los ni?os no mostr? signos de contagio hasta que tuvieron cuatro a?os», agrega la doctora Fein. Los datos revelan tambi?n que aqu?llos con autismo eran menos propensos a emular las bocanadas que los ni?os de la misma edad pero con desarrollo normal. «Dado que el bostezo contagioso puede ser un signo de empat?a, el estudio sugiere que ?sta se desarrolla lentamente durante los primeros a?os de vida, y que los ni?os con autismo pueden pasar por alto las se?ales sutiles que las unen emocionalmente a los dem?s «, seg?n los investigadores.
Este estudio puede servir de «orientaci?n para que los profesionales que trabajan con ni?os se centren m?s en tales se?ales», sugieren. «El inicio tan temprano de la aparici?n del bostezo espont?neo (a finales del trimestre del embarazo) contrasta con el desarrollo tan tard?o del contagio del mismo… Se necesitan m?s investigaciones que ayuden a establecer si este fen?meno es ?nico o si otros comportamientos de imitaci?n tambi?n se inician a los cuatros a?os», concluye la investigadora estadounidense.
Para mantenerse alerta, bostece
«Ese bostezo es un mecanismo dise?ado para mantener la atenci?n, as? que en realidad le est?n haciendo un cumplido»
La pr?xima vez que alguien bostece mientras usted le cuenta una historia, no debe sentirse ofendido.
Esa persona est? intentando desesperadamente mantenerse alerta.
Esa es la conclusi?n de un estudio sobre los mecanismos del bostezo llevado a cabo en Estados Unidos.
Seg?n los psic?logos de la Universidad de Albany, en Nueva York, un bostezo no se manifiesta cuando estamos aburridos o intentando dormir.
Tampoco es una groser?a.
En realidad, su cuerpo est? tratando desesperadamente de mantener su cerebro l?cido y despierto.
Seg?n los investigadores, un bostezo env?a aire fr?o al cerebro, lo que nos ayuda a mantenernos alerta.
Por lo tanto, dice el estudio publicado en la revista Psicolog?a Evolutiva, un bostezo retrasa el sue?o y no lo estimula, como pudiera pensarse.
Y el deseo que sentimos de bostezar cuando otros lo hacen -agregan- podr?a ser un mecanismo de grupo para ayudarnos a mantenernos alerta cuando enfrentamos peligro.
Enfriamiento
La creencia popular es que bostezamos porque necesitamos ox?geno.
Pero seg?n los investigadores estadounidenses, elevar o reducir los niveles de ox?geno o di?xido de carbono en la sangre no produce esa reacci?n.
La evidencia revela, dicen, que la extracci?n de aire con el bostezo ayuda a enfriar el cerebro y lo mantiene funcionando m?s efectivamente.
Para probar la teor?a, los psic?logos pusieron a 44 voluntarios a mirar videos de gente bostezando.
Despu?s contaron el n?mero de bostezos contagiados.
En una de las pruebas encontraron que 50% de los voluntarios a quienes se les dijo que respiraran normalmente o por la boca, bostezaban mientras miraban a otros bostezar.
Pero aqu?llos a quienes se les dijo que respiraran por la nariz, no bostezaron en absoluto.
Esto se debe, dicen, a que los vasos sangu?neos en la cavidad nasal env?an aire fr?o al cerebro.
Parches fr?os
El mismo efecto se encontr? en otro experimento en el que se pidi? a un grupo que se colocaron un parche fr?o en la frente.
La pr?xima vez que usted cuente una historia y alguien en su audiencia bostece, no se ofenda
Andrew Gallup, Universidad de Albany
Estos, igual que los que respiraron por la nariz, no bostezaron en absoluto.
Pero quienes se colocaron un parche caliente o a temperatura ambiente, s? bostezaron cuando miraban el video.
«Debido a que el bostezo ocurre cuando aumenta la temperatura del cerebro -dice Andrew Gallup, quien dirigi? la investigaci?n- el env?o de sangre fr?a al cerebro sirve para mantener niveles ?ptimos de eficiencia mental».
«As? que la pr?xima vez que usted cuente una historia y alguien en su audiencia bostece, no se ofenda».
Me parece excelente el extenso art?culo sobre algo tan natural como bostezar….. (s?lo pronunciar la palabra ya casi bostezo….) Mis saludos a la Dra.