La memoria y el sueño

Nuestra memoria es quien nos representa, es lo que somos, quienes somos, a quien amamos, de donde venimos y nos gu?a hacia donde vamos.

 

Tenemos varias memorias; la memoria epis?dica que nos recuerda qu? y cu?ndo pas?, la memoria sem?ntica que nos recuerda lo relacionado con palabras y hechos contados, la memoria procedural que nos permite andar en bicicleta a?n cuando hace mucho que no lo hacemos, y la memoria a corto plazo que es nuestra memoria RAM, aquella que desaparece r?pidamente si no la consolidamos con algo m?s.

Ahora bien, varias memorias pero un s?lo cerebro. Las memorias son conexiones entre las neuronas del ?nico cerebro que las contiene, como en una red perfecta y organizada que nos permite grabar o no, diferentes aprendizajes; esta funci?n se produce en una regi?n central del cerebro llamada hipocampo; y es cementada por emociones buenas o traum?ticas, y guardadas ordenadamente  durante el sue?o profundo y el REM (rapid eye movement) o MOR (movimientos oculares r?pidos), de manera que ante la necesidad, nuestra conciencia pueda evocar este recuerdo f?cilmente.

 

En consecuencia, cumplir con las etapas repetidas del sue?o a lo largo de toda la noche, las cuatro de sue?o NOREM (I, II, III y IV) y la etapa REM, implica la posibilidad de mantener organizados nuestros aprendizajes vigiles, y por lo tanto mantener una memoria apta para nuestra vida inteligente.

Las personas que por patolog?as o por malos h?bitos no respetan esto, tarde o temprano, de acuerdo a la bioaptitud de cada una, padecer? trastornos en su memoria, siendo la primera en sufrir la memoria de corto plazo.

 

En este contexto las sociedades del mundo marcan una tendencia antinatural, la idea de que el mundo no se detiene y que tampoco duerme, va generando trabajos rotatorios, anti-natura, que permiten la permanencia productiva a costa de la degradaci?n humana; a nivel social el mundo camina aceleradamente hacia la vida nocturna, en la que ya est?n inmersos nuestros j?venes. Esto, m?s el abuso de sustancias cerebro-t?xicas, asegura el r?pido sufrimiento cerebral, y la disminuci?n progresiva de esta funci?n vital que es la memoria.

¿Búhos y alondras Hábitos de sueño y convivencia?

Los seres humanos tenemos un reloj biol?gico alojado entre los hemisferios cerebrales en la base del cerebro, el hipot?lamo, este tiene n?cleos espec?ficos y uno de ellos es el n?cleo supraquiasm?tico, encargado de nuestro ritmo sue?o-vigilia.

Este n?cleo supraquiasm?tico del hipot?lamo se maneja con un juego de neurotransmisores (hormonas cerebrales) que generan la vigilia (estar alerta, despierto) y el sue?o (estar dormido), con receptores (cerraduras) que la hormona melatonina (llave) estimula y se genera el sue?o, lo mismo sucede con los glucocorticoides del cerebro que mantienen la alerta. Ambas hormonas tienen un ritmo aproximado de 24hs. (nuestro ritmo diario), 16hs, de alerta contra 8 de sue?o; pero no todas las personas inician su tercio de sue?o a la misma hora, as? los adolescentes en general lo hacen m?s tarde que el adulto o el anciano que lo inicia mucho m?s temprano  y lo termina a la madrugada, entre las 5 y 6hs, por eso los abuelos se levantan tan temprano y los nietos pueden dormir hasta el mediod?a.

Es por esto que los especialistas en la biolog?a del sue?o han dividido a los seres humanos en dos cronotipos diferentes, b?hos a los trasnochadores, los que producen m?s a la tarde noche, y alondras a los tempraneros que encuentran en la ma?ana temprano, su mayor productividad. El siguiente es un art?culo sobre la experiencia de una mujer que trat? de encontrar su cronotipo en las alondras cuando en realidad es un b?ho neto.

Desde que soy muy chica me cuesta dormir de noche. A los cuatro a?os, mi hermano ya se despertaba a las siete de la ma?ana para ir a jugar, y a m? no me pod?an sacar de la cama hasta las once. A los doce, me quedaba despierta hasta las tres o cuatro de la madrugada, sin poder pegar un ojo, leyendo o escribiendo, alumbrada por un velador tenue. A los veinte, pasaba toda la noche despierta y a las seis me iba a la facultad. Si dorm?a, lo hac?a a la tarde o reci?n al d?a siguiente. A los treinta, ya me hab?a acostumbrado a vivir a contramano de mi marido, escribiendo de noche y durmiendo hasta el mediod?a.

En estos a?os, todos trataron de ayudarme de alguna manera. Cuando era chica, mis padres no me dejaban salir de la cama, ni tomar gaseosas con cafe?na, ni ver televisi?n despu?s de cenar. De m?s grande, mis amigas me controlaban el caf?, me obligaban a acostarme sin computadora, y hasta me regalaron un t? llamado «dulces sue?os» con hierbas sedantes. Los m?dicos, en cambio, se lo atribuyeron a mis problemas de tiroides, me hicieron estudios, me dieron melatonina y me cambiaron la dosis de T4 varias veces. Mi marido me suplic?: quer?a que nos despert?ramos juntos, en vez de cruzarnos al mediod?a, para almorzar juntos.

Todos tuvieron su teor?a menos yo. Le echaron la culpa a mis h?bitos, a mi falta de voluntad, a una posible tendencia al caos y la desorganizaci?n. Me pidieron que me esforzara y tratara de acoplarme al mundo que amanec?a a las nueve, desayunaba, y se iba a trabajar a sus oficinas, pero fue imposible. En treinta y tres a?os, lo mejor que pude hacer fue dormirme a las tres de la ma?ana y despertarme a las diez y media, sin reaccionar del todo hasta el mediod?a.

Mis h?bitos (no dir? insomnio porque yo siempre pude dormir, s?lo que de d?a) fueron siempre un misterio, hasta hace unos d?as, cuando me cruc?, de casualidad, con una teor?a, que todos conoc?an menos yo . Al parecer, desde hace much?simo tiempo que los cient?ficos dividen a la gente en dos cronotipos llamados b?hos y alondras, de acuerdo a su rutina de sue?o. Los b?hos se despiertan tarde y est?n alerta durante la noche, cuando son m?s productivos. Las alondras, en cambio, encuentran su pico de actividad en la ma?ana y llegan a la noche cansados, con las ?ltimas energ?as. Para algunos investigadores, es un h?bito relacionado con el ambiente, la cultura, el entorno familiar. Para otros, una suerte de reloj biol?gico determinado gen?ticamente, que se manifiesta desde peque?os. Por m?s que no est? comprobado, algunas pruebas son irrefutables: hay hermanos que viven en la misma casa, con los mismos padres, siguiendo la misma dieta, y la misma rutina, y as? y todo uno se levanta bien temprano para jugar, mientras que al otro hay que arrancarlo de la cama para que vaya a jugar.

Yo, por ejemplo, siempre fui b?ho, pero nunca lo supe. Nunca me dejaron serlo, en realidad. Las alondras me molestaron con sus cantitos ma?aneros, su prepotencia madrugadora y sus argumentos acerca de «lo mejor», «lo normal» y «lo que hacemos todos» durante casi treinta y tres a?os. En vano les cit? varios personajes exitosos que hab?an encontrado en la noche su forma de vivir, diferente, pero efectiva. Nada funcion?. Me siguieron diciendo que no pod?a vivir al rev?s del mundo, que ten?a que cambiar. Por suerte para ellas, los b?hos somos callados y discretos. Iremos a contramano, s?, pero al menos sin molestar a nadie y en silencio.

*Carolina Aguirre se recibi? de guionista en la Escuela Nacional de Experimentaci?n y realizaci?n cinematogr?fica (ENERC) en el a?o 2000. Es autora de los blogs Bestiaria (que se edit? como libro bajo el sello Aguilar en 2008) y Ciega a citas, que adem?s de transformarse en un libro se transform? en la primera serie de televisi?n adaptada de un blog en espa?ol. Colabor? con diversos diarios y revistas como Joy , Cr?tica de la Argentina, In, Metr?polis, Gataflora, Ohlal? y La mujer de mi vida. Como guionista escribe para televisi?n y publicidad en canales y productoras como Pramer, Promofilm, Mandarina y Camilo Ad Hoc. Actualmente es columnista del programa Ma?ana es tarde , en Radio del Plata AM 1030 y en su blog Wasabi , en Planeta Joy. Se encuentra trabajando en su pr?ximo libro, que saldr? directamente en papel en noviembre del 2011, por el sello Aguilar.